Friday, December 1, 2006
ADIOS AL CLICHE
"En los ojos de una mujer veía el reflejo de la siguiente. Me revolqué en carne femenina así como el cerdo se revuelca en la abundancia", -Oscar
Para los que quieran ver una historia de amor no convencional alejada de los clichés de siempre, Bitter Moon de Roman Polanski (1992).
Es una de los trabajos menos conocidos del polaco, pero es de los mejores. Maneja aspectos como el sadismo, la humillación y lo bizarro de una manera paradójica, pues a pesar de esto uno se compenetra con la pelicula fácilmente. Lo mejor diría yo, es la actuación de Peter Coyote, miseria y decadencia personificada en un escritor que utiliza una prosa cautivante y que a pesar de su miseria la asume con la convicción necesaria.
El maltrato, la infidelidad, el sadomasoquismo y las perversiones sexuales están recreadas en un viaje a bordo de un barco con destino a Estambul, donde los protagonistas se conocen. Oscar, el extravagante escritor gringo y su bella esposa francesa Mimi (Emmanuelle Seigner, la esposa de Polanski en la vida real) se encuentran con el típico matrimonio britanico, serio y reprimido: Nigel y Fiona (Hugh Grant y Kirstin Scott Thomas), que está en su segunda luna de miel. Es como si los dos matrimonios se hubieran buscado a propósito: uno para encontrarle un final a su historia de amor llena de excesos y perversiones y el otro para dejarse llevar por ella en el afán de vivir algo diferente y excitante, algo que en su rutinaria vida nunca pasaría.
Oscar, al tanto del interés que despierta su sensual esposa en Nigel, le propone a éste que escuche la historia de amor-odio que es su matrimonio; cuando termine de escucharla, podrá acostarse con Mimi. Oscar se convierte en el proxeneta de su mujer; y Nigel, asqueado con la idea, no puede sino dejarse absorber por ella.
Así empieza una narración detallada y exhibicionista (por medio de flashbacks y con una voz en off casi poética de Oscar) de todo el imaginario sexual de Oscar y Mimi, de los altos y los bajos, de las pasiones reprimidas y ocultas, de la claustrofobia sexual que puede generar el ver y estar con la misma persona todos los dias y del deseo y la pasión que se van conviertiendo en dominio, humillación y maltrato. La típica dinámica de la pareja a la Polanski. La narración se va conviertiendo en algo cada vez mas oscuro y sucio para beneficio de Nigel, que se va sientiendo cada vez mas asqueado y atrapado.
El recuento sexual de la pareja es entretenido, ya que hacen todo lo posible para que lo inevitable no ocurra; que alguien se termine cansando. La pelicula hace uso de todo tipo de situaciones extravagantes y bizarras para llevarnos por la cabeza de estos personajes, y sin embargo uno siente todo menos repugnancia o ganas de dejar de ver. En una escena, Oscar le cuenta a Nigel como en su afán de llevar su vida sexual a otros horizontes y alejarla de todo rastro de monotonía, se dejaba orinar la cara por Mimi, y como el "contacto de esa fuente amarilla de placer con mi cara me hacía delirar y me llevó a lugares que ni siquiera imaginé". Todo esto es dicho elocuentemente por Oscar en un simple plano medio con un lento acercamiento y planos entrepuestos de Nigel con cara de repugnancia. Para algunos, este rito sexual no les genera placer el escucharlo, pero el director y sobre todo el actor (Coyote) logran darle una nueva dimensión a la escena, que lo convierte a uno en otro Nigel.
En fin, Una historia de amor de alguien como Polanski. El amor no es solo comprensión, apoyo, idas a cine y cartas perfumadas. El amor es encontrar a alguien en quien proyectar nuestros peores demonios, a quien odiar, criticar y amar de nuevo.
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