Tuesday, March 9, 2010

Porqué Astrada hace bien en no poner más a Ortega




El burrito Ortega. Gran jugador. Quién no se acuerda de esas galopadas por la banda derecha y ese quiebre de cintura que dejaba a todo defensor desparramado en el piso. Esas milimétricas asistencias a Batistuta que ayudaron a crear la leyenda del histórico goleador y las incursiones de cara al arco que terminaban con una vaselina o cualquier otro truco que guardaba en la galera de mago.

Jugador de potrero, de garra, de temperamento. Y aunque ese temperamento le jugó malas pasadas (el cabezazo a v. der sar, o las peleas que tuvo virtualmente con cada entrenador con el que trabajó) la galera siempre tenía un truco, un artilugio que le permitía seguir jugando y maravillando a hinchas y detractores.

Pero cada gran hombre tiene un talón de aquiles. Y en el caso del burrito, siempre fue el alcohol. El bálsamo que le ayudaba a alejar los demonios. Obviamente cuando rompía esa banda derecha a punta de dribblings y cintura los demonios no se acercaban tanto, pues el burrito tenía otro bálsamo: el fútbol. Pero ahora que las piernas ya no dan tanto y se vislumbra el final de una gran carrera, aparece otra vez la necesidad balsámica. Porqué? eso es algo que sólo el burrito sabe.

A propósito de la nota del diario argentino Olé, en la que el burrito amenaza (por enésima vez) con irse a otro club en el que pueda jugar, yo considero la decisión de Astrada de alejarlo del primer equipo totalmente acertada. (Esta desición se dió por la otra vez enésima inasistencia de Ortega a un entrenamiento. Conjuntivitis contagiosa, fue la disculpa del burrito).

Claro, salen los oportunistas (léase Ramón Diaz) a decir que el mejor remedio del burrito es ponerlo a jugar, pero de lo que no se ha enterado el Pelado es que ese mismo remedio se ha aplicado ya muchas veces en la enfermedad del burrito, con pocos resultados.

El M.O es este. El burrito (ya con 36 años) entra en una crisis y empieza a faltar a los entrenamientos. El DT de turno lo castiga y lo aleja del grupo pero casi de inmediato le da una oportunidad de redimirse y éste, como buen mago que es, la saca del estadio: mete un gol de antología en el partido de la fecha. Dos fechas después, baja el nivel y de nuevo falta al entrenamiento por culpa de otra "conjuntivitis" . Y otra vez le ponen un castigo y lo alejan del primer equipo. El burrito amenaza con irse, y si paralelamente el equipo no levanta, pues bienvenido otra vez Sr Ortega, póngase los guayos y haga su magia. Otra vez viene la crisis, enjuague y repita.


No van a tardar en llegar las presiones de todo lado. El mundo se le va a venir encima a Astrada, pero el DT millonario hace bien en mantener su decisión de alejar al burrito del primer equipo. Pero como...si lo que necesita es jugar, ¿porqué no dejarlo? ¿Acaso no es el futbol el otro bálsamo que mantiene los demonios alejados?

Es cierto. el futbol sirvió de bálsamo, pero ése bálsamo se acabó. Ortega necesita otro tipo de ayuda. Una ayuda profesional que le permita descubrir porqué los demonios vienen, en vez de estar haciendo berrinches para atrapar las migajas del bálsamo que se está acabando. Una ayuda que le haga ver que la vida continua aunque el futbol se acabe y que las preguntas tipo "¿Qúe me voy a poner a hacer ahora? ¿De que voy a vivir? Yo sólo sé hacer esto! " tienen respuesta.

Porque los desplantes que hace Ortega no sólo perjudican a Ortega. Perjudican a todos. ¿Qué ejemplo van a recibir los jóvenes? que pueden faltar cuantas veces quieran a un entrenamiento y no habrá consecuencias? que una persona es más importante que un equipo? Que la autoridad se puede esquivar las veces que uno quiera sólo porque hay talento?

Ortega necesita gente que le ayude a abrir los ojos ante la realidad, y no que le pongan pañitos de agua tibia que calman el dolor momentaneamente mientras el monstruo se agranda a las espaldas.

A veces el remedio es más duro que la enfermedad, pero también es más necesario. Fuerza burrito, eres grande.

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