Monday, November 19, 2007

QUE HACER...




Eso es lo que se debe estar preguntando Ramón Diaz, técnico actual de San Lorenzo (Arg), pero uno de los máximos idolos del Club Atlético River Plate, ahora que el puesto de director técnico de su amado equipo está otra vez disponible tras la renuncia de Daniela Passarella. Parece ser que la comisión directiva de River lo va a llamar para reemplazar al Káiser en la conducción técnica, cargo que el gustosamente aceptaría, pero de por medio está San Lorenzo y el maravilloso desafio de jugar y ganar la Copa Libertadores con los cuervos. Ramón, que le dió a River una de las dos copas Libertadores que tiene en sus vitrinas, en 1992, es el preferido de la gente y de gran parte de la comisión directiva, pero no del actual presidente Jose Maria Aguilar, quien lo cesó de su cargo en el 2002 tras haber ganado el campeonato de ese año, y quien prefiriría a alguien como Simeone, actual técnico de Estudiantes. Pero la gente está ansiosa, con mucha hambre de gloria y exigiendo campeonatos, y Aguilar está más inclinado a dejar el orgullo a un lado y escuchar la voz del pueblo riverplatense que a jugársela por alguien de su elección, cómo se la jugó con Passarella. (Ya sabemos cómo eso terminó). Una cosa es segura: Si Ramón Diaz llega a River los directivos deben estar dispuestos a sacar la billetera y a complacerlo con el más mínimo capricho que tenga, porque siendo el ganador que es no va a llegar al club de la banda a quedar de segundo.

El interrogante queda. ¿Se quedará Ramón en San Lorenzo para jugar la Copa Libertadores, esa ansiada Copa que ya le dió a River y que su actual equipo nunca ha ganado, o faltará a su palabra y se irá a River a ganarla allá otra vez? ¿Qué hacer?

Thursday, November 8, 2007

EL ABRAZO PENDIENTE


Eric Harris Y Dylan Klebold en medio de la masacre de Columbine.



Cuando suena el timbre que da por terminada la jornada escolar y las aulas y pasillos se van desocupando para dar paso a un silencio poco común en una secundaria, usualmente siempre queda un salón parecido a una correcional juvenil donde pequeños delincuentes escolares que han incurrido en alguna falta contra la escuela o alguno de sus miembros tienen que cumplir con un cierto número de horas extra ya sea reflexionando sobre el mal que le han hecho a la institución o haciendo trabajos varios que les permita de alguna forma ganar en humildad y pagar su deuda a la sociedad estudiantil. Esta pequeña correcional que sirve de entrenamiento para una cárcel verdadera se llama "detention" y es una práctica institucionalizada en todos los colegios gringos.

Y desde el viernes pasado una alumna más ha sido puesta a disposición de las autoridades escolares para que cumpla su castigo y aprenda la lección. Megan Coulter, estudiante de 8vo grado de una secundaria media de Mascoutah, un pueblo en Illinios (E.U) deberá pagar una condena de 2 dias y ser una "presa" más entre la cantidad de vándalos y crápulas que han destruido propiedad escolar, irrespetado profesores y matoneado a alumnos flacos y escuálidos para quitarles la plata.


¿La razón? Al final de una jornada de viernes, y viendo que el lunes era puente y que no iba a ver a sus amigas sino hasta el martes, Megan abrazó a un par de ellas para despedirse por el fin de semana, y en un ataque de efusividad, algo común en ella, añadió al final de cada abrazo pequeñas palmadas en la espalda como símbolo de sinceridad. "Es algo instintivo en mi" dijo Megan. "la amistad me pone feliz y cuando estoy asi me dan ganas de abrazar a la gente". El rector, que justamente salía de las instalaciones con un café en la mano cuando presenció el abrupto se escandalizó de tal manera que, indignado, la sancionó con un dia de "detention" por cada abrazo dado, no sin antes quemarse y chorriarse la camisa y el pantalón con el café hirviendo.

"las demostraciones públicas de afecto no deben ocurrir en el campus del colegio en ningun momento. Son de mal gusto, reflejan falta de sensatez y perjudican la imagen de la institución" dijo el rector, que defendió su posición argumentando que la medida está contenida en el manual de conviviencia del colegio y que los alumnos ya deberían conocerla.

"Nos parece un castigo ridículo, pero le dijimos a Megan que lo cumpliera sin protestar, no queremos que se meta en más problemas", dijeron los padres de la niña, preocupados y sobre todo, extrañados. "El rector del colegio tiene razón" -reiteró categoricamente el Gobernador de Illinois- "la norma ya es conocida y los alumnos deben seguirla. Preferimos que los estudiantes no se demuestren ninguna clase de afecto entre ellos en horario escolar en ninguna institución educativa del estado de Illinois".



Al otro lado del mundo, en Finlandia, un estudiante de secundaria de 18 años de edad estaba sentado en la mesa cenando con sus padres y hermanos. El silencio absoluto reinaba imperante en el ambiente, mientras él miraba fija y perdidamente a la nada y sin siquiera probar bocado. Estaba absorto, lejano, ído en sus propios pensamientos, demasiado ya como para inmutarse del silencio del comedor, de que todos estaban igual de ausentes.

Se excusó, retiró intacto el plato y sin cruzar mirada con nadie subió rápido a su cuarto. Prendió el computador y se sumergió en su mundo virtual, donde tenía 20 mil amigos en messenger pero no hablaba con ninguno en especial, acceso a todo tipo de información y una cámara conectada que le servía de descarga emocional, de psicólogo, de confesionario de reality.

A pesar de estar rodeado de gente se sentía completamente solo y siempre estaba molesto, frustrado, de mal humor, sin saber a ciencia cierta la razón. Era cada vez mayor la distancia que lo separaba de los demás y tampoco sabía desde hace cuanto los consideraba inferiores, mediocres, inútiles aletargados y dormidos que siguen al rebaño sin tener ideales propios. Lo que sí sabia es que eran culpables, de los males del mundo y de los propios y que debían pagar por ello; de pronto asi eliminaba el resentimiento y la sensación de ahogo y de no tener salida que experimentaba todos los dias de su vida. Ya ni se detenía a pensar en familia o amigos, y aunque lo último que cruzaba su mente era cualquier sentimientos de amor o afecto, en el fondo del alma sabía que le vendría bien un abrazo. Pero la ira era más grande que cualquier otra cosa, así que prendió su cámara y con la rabia en el corazón grabó el mensaje que serviría de antesala a la muerte de 9 personas.


En una realidad en la que cada vez son más frecuentes los casos de jóvenes que como un grito de ayuda por los niveles de soledad, alineamiento y desconección que experimentan frente a ellos mismos y a los demás cometen masacres sangrientas, para después en un acto de cobardía quitarse la propia vida no sin antes dejar un registro visual de su "hazaña" para obtener el reconocimiento que nunca tuvieron cuando estaban vivos, resulta por lo menos contradictorio que las reglas a las cuales los estudiantes deben ceñirse los obliguen a extinguir en ellos la más mínima intención de demostrar afecto porque simboliza falta de sensatez e irrespeto frente a la institución y es mal visto por los demás. Si se tiene en cuenta el profundo desprecio que los asesinos juveniles sentían frente a sus compañeros hasta llegar al punto de verlos como enemigos naturales que debían ser aniquilados a toda costa, digamos que un simple abrazo a una compañera lejos de ser un problema es en realidad el primer paso hacia la solución. Pero entonces cómo se le explica al verdugo de hoy, al que tiene una metralleta y está dispuesto a usarla contra el que sea, que son las mismas instituciones de la sociedad con sus reglas arbitrarias y absurdas las que contribuyen a estimular la alineación y la separación entre las personas? ¿que la indeferencia se enseña y se aprende? ¿que ese día en el que nadie lo saludo no era nada personal, sino que todos estaban condicionados ya, como el perro de Pavlov para no hacerlo?


Por lo pronto Megan aprendió la lección. Demostrar afecto no es correcto, y si tiene muchas ganas de dar un abrazo es mejor resignarse y hacerlo en la privacidad de un espacio cerrado y con pocas personas alrededor, lo más lejos posible de ese ser humano que de verdad pueda llegar a necesitarlo.



Megan recibiendo un gran abrazo de su familia.

Tuesday, November 6, 2007

LA DIOSA HUMANA




Nació en una pequeña localidad Hindú cerca a la frontera con Nepal. Se llama Lakshmi y así la bautizaron pues llegó a este mundo el mismo día en que celebraban un festival en honor a Lakshmi, diosa hindú quien precisamente tiene 4 brazos y 4 piernas, como su homónima terrenal, quien nació con 2 cuerpos unidos a través de la pelvis.

Toda la localidad, incluidos sus padres y hermanos, empezaron a rezarle creyéndola reencarnación de la deidad, pero con el tiempo el padre se dió cuenta que su hija necesitaba atención médica.

La llevaron a varios doctores, quiénes se asustaron con la niña y se negaron a operarla, hasta que apareció uno que se ofreció a hacerlo y gratis. Hay altas probabilidades de que la niña muera en la operación, pero ya hay una diosa rezando por élla.

EL BAJON





En un mundo en el que cualquier deportista debe comportarse como una máquina para que no le empiezen a llegar críticas por bajo rendimiento (sobre todo un futbolista), en un mundo en el que a un futbolista no se le permite tener un bajón anímico y futbolístico porque los periodistas se le van encima y lo tildan de inepto, irresponsable, rumbero y casi que hasta le meten la madre, en un mundo en el que la hinchada de un equipo le tiene más compasión a un funcionario público corrupto que a un futbolista con sequía goleadora...ojalá Ronaldinho, a propósito de la críticas despiadadas que han caído sobre él últimamente, nos tape la boca a todos.

Ronaldinho empezó su ascendente carrera en el Gremio de Porto Alegre, donde jugó 3 temporadas, gracias en parte a la constante presión que la hinchada le hacía sentir al entrenador del equipo para que lo alineara. Ya desde el principio de su carrera se vislumbraba su talento y su formidable promedio de gol, además de esa alegria innata carioca que reflejaba en su forma de juego y en esa sonrisa blanca y permanente. Llegaron la Copa Libertadores y la Copa América del 99 con la verdeamarelha (que terminó ganando), vitrina perfecta para demostrar su control de balón y sus inmensas cualidades cerca del arco contrario. Era cuestión de meses para que pegara el salto a Europa, destino de todo futbolista latinoamericano con ganas de crecer.

Y el que se ganó el sorteo fue el Paris Saint Germain, un club importante de Francia pero mediocre de Europa donde Ronaldinho experimentó la obligada adaptación al futbol del otro lado del charco y donde empezó a mostrarle el talento sudamericano a los frios europeos. Estuvo allí 2 temporadas, asediado por las críticas del entrenador del equipo francés que, en medio de sus férreas tácticas de pizarrón no podía entender el temperamento del brasilero para jugar al futbol y donde además no estaba jugando por objetivos importantes, algo que su espíritu competitivo le exigía.

Llegó el Barcelona. Después de ganar la copa del Mundo con la verdeamarelha el equipo catalán estaba decidido a ficharlo, pero para tal fin debía enfrentarse a otros grandes de Europa, como el Manchester Utd y el Arsenal. Para Ronaldinho fue fácil la elección: Si queria mostrar su jogo bonito debía estar cómodo y feliz, y nada lo hacia más feliz que el clima tropical de su natal Brasil. Por eso prefirió la calidez mediterránea que le recordaba a su tierra por encima del frio gris y permanente de Manchester y se decidió. Además, Ronaldo y Rivaldo se habían hecho grandes en el equipo español...¿Porqué él no?


La primera temporada fue de adaptación y reconocimiento del futbol español. El Barca venía de resultados mediocres tanto en el campeonato local como en la liga de campeones (no ganaba trofeos desde 1999) y estrenaba presidente y junta directiva. Justamente, la promesa electoral del flamante presidente era el brasilero, por el que se decidió tras la negativa de David Beckham de fichar para el club. (Gracias a Dios). Poco a poco, el carioca iba a mostrarle a junta directiva, afición y periodismo que no se habían equivocado con él.

Campeón mundial 2002 con Brasil, Mejor Jugador FIFA 2004 y 2005, Mejor jugador Europeo 2005, UEFA Club footballer of the year 2005, Mejor jugador para France Football y World Soccer 2005, Campeón con el Barca de la liga 2004 y 2005 y campeón de la Liga de Campeones 2005...y como 20 trofeos más.


Pero todo lo que sube tiene que bajar, es una ley de la vida. La existencia humana es un ciclo constante de subidas y bajadas y en donde no puede existir una sin la otra porque son parte de la misma unidad. Es imposible estar arriba sin haber estado abajo, experimentar la luz sin haber visto la oscuridad, pasar por la vida sólo con éxito sin haberse revolcado vilmente en el fracaso. Pero eso es lo que parece imposible de entender para periodisas y afición del mundillo del fútbol. Les exigimos a los deportistas profesionales un rendimiento casi perfecto, como el de una máquina, y no les permitimos el más mínimo margen de error. No importa que en el partido pasado hayan metido 5 goles en 15 minutos....si hoy no hacen los mismos 5 goles en los mismos 15 minutos descargamos sobre ellos todas nuestras frustraciones, alimentadas por comentarios malintencionados de periodistas que viven el futbol sin conocimiento de causa y con una ansiedad irresponsable que exige resultados a toda costa.

Ronaldinho, el mismo que hacía malabares y cosas imposibles para el resto de jugadores entró, como cualquier ser humano normal, en un bajón, en su caso futbolístico, alimentado además por viajes de selección, calendarios exigentes, entromisiones en su vida privada, agitada vida social, grabación incesante de comerciales y algo normal en jugadores de equipos que ganan todo: hambre por desafios nuevos. Hay que estar de acuerdo que ya no es el mismo Ronaldinho que jugaba mágicamente al fútbol, pero después de haber tenido 3 años de plenitud, el bajón se debe sentir en cualquier momento. Pero ¿cómo reaccionamos ante este bajón? Le caemos encima como buitres hambrientos exigiéndole que siga haciendo las maravillas que siempre había hecho...que sea el mismo siempre, todo el tiempo, como una maquinita operada por pilas, como esos osos de circo que golpean los platillos que tienen en las manos mientras divierten y hacen reir. que nunca baje el rendimientotal vez para que nos sacuda de la realidad tan horrenda en la que vivimos. Que se comporte como una máquina programada para divertirnos a toda costa y que no nos vaya a fallar, porque si nos falla los bajamos del pedestal tan rápido como lo subimos. Pero yo me imagino que Ronaldinho no puede ser el mismo todo el tiempo, con el espíritu de competición, la atención mediática y los millones de dolares que le están entrando al rojo vivo y latiendole en el fondo de la cabeza todo el tiempo. Debe requerir práctica manejar todos los aspectos que llegan con la fama con madurez y sin cometer errores, y más cuando no se tiene un margen de error en el cual mantenerse...si cometes un error eres el angel caído, el chivo expiatorio de todos los problemas del club.

El bajón se debe sentir, el valle de la onda debe llegar en cualquier momento, es algo natural. Sin fracaso no hay éxito, sin obstáculos no se puede generar la energía para evolucionar. Es de la caída de donde se aprende...De estar 3 años haciendo las mismas gambetas y sacando los mismos trucos bajo la manga los defensores contrarios algo habrán aprendido, y un bajón futbolístico es necesario para aprender algo nuevo y convertirse en mejor jugador...en trascender.

Ronaldinho, cállanos la boca, por el bien del fútbol.