Saturday, January 20, 2007

MAQUIAVELO Y EL FUTBOL



Maquiavelo era un político y consejero Italiano por allá de los siglos XV y XVI, que hizo una larga y brillante carrera pública en su tierra, por lo que siempre estuvo en contacto con el poder. Recogió todo lo aprendido en un tratado político llamado "El Príncipe", en el que demuestra su agudo sentido de la observación al recopilar todas las creencias, conductas y procederes que debe tener y adoptar un gobernante para manejar sus asuntos de estado (las masas, las fuerzas armadas, los enemigos) de la manera más provechosa para sus intereses y así, permanecer en el poder el mayor tiempo posible.


"El fin justifica los medios" o "es mejor ser temido que amado" son algunas máximas del libro, que pueden ser discutidas (el término maquiavélico tiene una connotación negativa, de aquél que hace LO QUE SEA con tal de conseguir lo que quiere) pero que tienen una gran vigencia hasta el día de hoy, ya sea en la dictadura más férrea o en la democracia más participativa. Pocos políticos aseguran haber leído el libro, pero todos se ajustan en mayor o menor medida al príncipe de Maquiavelo y a sus malabares políticos.


Una de los principios más interesantes del libro y en general de la filosofía política es cómo a veces en tiempos de desorden y confrontación interna en la población surge la necesidad por parte del gobernante de crear o detonar un enemigo externo que pueda redireccionar la energia "malgastada" en los problemas íntimos y convertirla en un frente común con un sólo proposito: la derrota del enemigo. Así se matan dos pájaros de un sólo tiro: "Tengo una masa enérgica que puede hacer lo que yo desee en nombre de la unidad nacional y el patriotismo, y se olvidan de los problemas internos por un tiempo, mientras detono otro enemigo externo." Puede ser una maniobra planeada como lo fue la guerra que Argentina le declaró a Inglaterra por unas islas pequeñitas y casi irrelevantes para los británicos llamadas las Malvinas o puede resultar de uno de esos sucesos tan grandes que marcan época como el 11 de septiembre, donde la circunstancia permitió que un nuevo gran enemigo común a grandes, pequeños, hombres y mujeres apareciera: el terrorismo. Es sólo cuestión de que las cosas empiezen a andar mal internamente en el país para que seamos bombardeados con noticias sobre el terrorismo mundial.

Cambiando de contexto, El Real Madrid está viviendo una de las grandes crisis de la temporada. Una crisis que hace parte de una mega-crisis, la de los pocos resultados, la de los grandes contratos de televisión y las exorbitantes ventas de camisetas pero de la impotencia y mediocridad futbolística. No se si empezaría con el modelo administrativo de Florentino Perez, el de los Pavones y Zidanes, el de contratar a grandes estrellas mediáticas, llevar al Madrid a otras latitudes y hacerlo el club más rico del mundo (todos objetivos muy loables) pero sacrificando al equipo de fútbol, al que sale a la cancha a jugar, (si alguien necesita el ejemplo perfecto de que la plata no lo es todo, ahí tiene al Real Madrid), pero lo que es claro es que el Bernabeú es un corral de vacas mugiendo y pastando cada una a su ritmo, dispersas y sin propósito, sin ánimo, sin convicción, sin líderes. Trajeron a Capello y a algunos jugadores y las cosas cambiaron un poco, pero no mucho. Ahora le apuestan todo al potrero sudamericano, a Fernando Gago y Gonzalo Higuain, dos jugadores argentinos que simbolizan la sangre nueva con la que se pretende armar el nuevo equipo.


Es una medida necesaria: contratar jugadores que lleguen al Real a convertirse en estrellas, y no que lleguen siéndolo. Sangre nueva que se mate por la camiseta y no por las grabaciones de comerciales. Hasta aqui todo bien. Pero como el detonante que se necesitaba para fusionar todas esas energias nuevas, individuales y dispersas de la "población" y darles una dirección y un ímpetu común, el presidente del Real Madrid, Ramón Calderón criticó duramente a algunos de sus jugadores y sobre todo la forma de jugar del Madrid. Razones no le faltan, hay que estar de acuerdo en eso, pero igual que ese Boca Juniors campeón de la Libertadores 2001 que gritaba en los vestuarios "Vamos a salir campeón, vamos a salir campeón, se lo dedicamoa todos los h de p de la comisióóón", justo despues de haber ganado la ronda de semifinales y pasar a la final de la misma copa que un dirigente del equipo se atrevió a decir que no se podía ganar, ésta es la oportunidad precisa para que un lider, cualquiera, aproveche esas metidas de pata tan groseras como aprovechables de los dirigentes y las convierta en la excusa perfecta para tocarle el orgullo a los jugadores, para fusionar a todo esos mugidos sueltos e incoherentes en una sola sinfonía, en una causa común que una a pavones y a zidanes, a los de arriba y los de abajo. Que ejecutivos y obreros tengan el mismo sueño...callarle la boca al enemigo común y ¡ganar jugando al fútbol!!!!


ganar para quedar segundo detrás del Barca...

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